martes, 20 de marzo de 2012

¿Cómo medir la huella de carbono?

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Cada vez estamos más familiarizados con el término “Huella de carbono”. Incluso algunos productos que podemos adquirir en nuestros comercios incluyen en la etiqueta información sobre la huella de carbono del producto que contienen.

Las regulaciones vigentes en la actualidad no exigen a las empresas la estimación de su huella de carbono. Sin embargo es cada vez más frecuente encontrar empresas que realizan este cálculo. Pero si no es obligatorio, ¿por qué lo hacen? Las razones pueden ser múltiples:
  •  Es una manera de anticiparse a unas medidas regulatorias más exigentes en la materia que tarde o temprano se implantarán.
  • Es una manera de mejorar la imagen de la empresa.
  • Porque existe una fuerte conciencia de los efectos perjudiciales de los gases de efecto invernadero (GEI).
  • Es una manera de diferenciarse de la competencia y/o una via de acceso a ciertos mercados.

Si bien no existe una obligatoriedad el Plan Nacional de asignación de derechos de emisiones establece, para el periodo 2008 – 2012 la cantidad de derechos que se asignan a una serie determinada de actividades que representan el 40% de las emisiones de España. La asignación de estos derechos fue gratuita, pero la Unión Europea se plantea subastar dichos derechos a partir de 2.013 (www.energiaysociedad.es/documentos/E3_PNAs.pdf).

Sean cuales sean los motivos que impulsan a las empresas (y a los ciudadanos) a preocuparse por calcular y reducir sus emisiones de GEI no cabe duda de que será positivo para mitigar la influencia del ser humano en el cambio climático.

Aunque el término huella de carbono está ampliamente extendido, no está de más intentar explicarlo de una manera sencilla: La huella de carbono es un indicador que mide la cantidad de gases de efecto invernadero, expresada en toneladas de CO2 equivalente, asociados a las actividades de una empresa, entidad, evento, producto, servicio o ciudadano.

Hay diferentes gases de efecto invernadero, cada uno de los cuales produce un efecto mayor o menor sobre el medio ambiente. El CO2 equivalente representa las toneladas de CO2 que tendrían el mismo efecto que una tonelada de otro gas de efecto invernadero. Así, una tonelada de hexafluoruro de azufre (SF6) tiene el mismo efecto que 22.800 toneladas de CO2.

 Una de las calles de acceso al Chupinazo (Pamplona)
La medición de la huella de carbono puede medirse sobre diferentes ámbitos de nuestra actuación. Así, podemos estimar la huella de carbono de toda nuestra empresa, el conjunto de la organización. Pero también podemos hacer al cálculo sobre un producto concreto. También podemos hacer la medición sobre un evento o un proyecto, por ejemplo se podría calcular la huella de carbono del chupinazo de las fiestas de San Fermín en Pamplona, o de un fin de semana de Fórmula 1.

Existen diferentes metodologías para la realización del cálculo, aunque no todas ellas aportan sistemas de cálculo para todos los casos. Hay metodologías más completas que otras, así que será decisión de cada empresa emplear una metodología u otra.

Metodología
Entidad
Evento
Producto
Proyecto
GHG Protocol
Disponible
Disponible
Disponible
Disponible
ISO
Disponible

En desarrollo
Disponible
Bilan Carbon
Disponible
Disponible
Disponible

PAS 2050


Disponible

ENECO
Disponible

Disponible

OIV[1]
Disponible

Disponible

 [1] Organización internacional de la viña y el vino.

Independientemente de la metodología, donde radica la dificultad del cálculo es en la determinación de los factores de generación de CO2 de las diferentes actividades. Por ejemplo, no tendrá el mismo efecto el consumo de un KW de electricidad en un país con fuerte implantación de las energías limpias que en un país con una mayor dependencia de los combustibles fósiles. Este será un factor primordial a la hora de decantarnos por una metodología u otra.

Otra decisión a tomar en la estimación de la huella de carbono es el alcance del cálculo como via de delimitación de las fuentes de emisión de GEI. Por ejemplo, el GHG Protocol (Greenhouse Gas Protocol), establece tres alcances:

  • Alcance 1: Emisión directa. La generada por las instalaciones propias y/o vehículos de la empresa.
  • Alcance 2: Emisiones indirectas asociadas a la electricidad: No se producen directamente en la empresa, pero están directamente asociadas a la actividad. Electricidad, generación de vapor, etc.
  • Alcance 3:Otras emisiones indirectas. Son como consecuencia de las actividades de la empresa, pero ocurren en fuentes que no son propiedad ni son contraladas por la empresa. Por ejemplo, emisiones asociadas a la compra de materiales y servicios. Se incluyen también los desplazamientos de los trabajadores al centro de trabajo, viajes en tren, avión, o autobús y los viajes en coche de alquiler.

Pero, una vez calculada nuestra huella de carbono ¿Cuáles son los siguientes pasos a dar? En primer lugar deberemos implantar medidas encaminadas a reducir nuestras emisiones. Estas medidas deben ser proporcionadas a la capacidad de la empresa y planificadas en el tiempo.

Y una vez que no se pueden reducir la emisiones de nuestra empresa, ¿podemos seguir colaborando en la reducción global de emisiones de GEI? La respuesta es que sí. Existen dos vías son las fundamentales. Por un lado podemos establecer criterios de compra y contratación que impliquen a nuestros proveedores en este mismo camino, utilizando la huella de carbono como un criterio más entre los empleados a la hora de seleccionar un proveedor. No debemos olvidar que este tipo de políticas fueron los que consiguieron el elevado grado de implantación de las certificaciones de los sistemas de aseguramiento de la calidad.

Otra forma de colaborar es acudiendo a organizaciones como CeroC02 donde podremos “compensar” nuestras emisiones mediante aportaciones económicas que se destinan a financiar proyectos de sumidero de carbono por reforestación o proyectos de ahorro o eficiencia energética, de sustitución de combustibles fósiles por energías renovables, de tratamiento de residuos o de deforestación evitada, todos ellos en países en vías de desarrollo.

Como conclusión proponemos cambiar nuestra visión del planeta. No debemos considerarlo como algo nuestro sino que somos usufructuarios de algo que debemos entregar a las generaciones futuras en mejor estado que en el que nos lo entregaron.