José Manuel Urrutia |
La empresa cuenta con dos establecimientos de venta directa al público, uno en Ujué y otro en Olite.
¿Cómo surgió su creación?
En la antigua panadería se hacia pan en horno de leña y algunas pastas y galletas de forma tradicinal. Ahora no hacemos pan, y nos basamos en las pastas tanto artesanas como ecológicas. Utilizamos las mismas recetas e incorporamos nuevas y nuevos ingredientes con base en lo tradicional. Fue una transformación más que una creación nueva.
¿Por qué una empresa ecológica?
En una parte es ecologica y en otra artesana y tradicional. El paso a lo ecológico se produjo por demanda de los clientes. Hay un sector cada vez mayor de personas que cuidan su alimentación y los procesos e ingredientes. Tambien buscan empresas pequeñas, comprometidas con el mundo rural y el medioambiente.
¿Cómo ha evolucionado a lo largo de los años?
En estos 28 años han pasado muchas cosas en el mundo y por supuesto en las empresas también. Aun tengo algunas batidoras o utensilios de aquella época, y por supuesto las recetas, pero en lo demás, hemos evolucionado, como la sociedad en general. ¡Lo que no sabemos es si ha sido para mejor!.
¿Qué tipo de clientes tiene?
Conocemos a nuestros clientes en la venta directa en ferias, mercados, en las dos agrotiendas Urrutia, una ubicada en Ujué y otra en Olite. También vendemos en tiendas especializadas del sector ecológico. En la línea convencional artesana vendemos en cadenas de supermercados tanto en Navarra como en Euskadi.
¿Cuáles son las principales diferencias entre sus productos y los de la industria convencional? ¿Qué ventajas aportan?
Los productos elaborados en nuestro obrador son frescos, se elaboran bajo pedido del cliente. No tenemos stock. Cuando llegan al cliente son muy recientes, y eso se nota. El proceso es artesanal, la supervisión del elaborador sobre el proceso, los tiempos, ingredientes… hace que el resultado sea un producto más fresco y “humano”, que el elaborado en una cadena industrial y muy mecanizada.
En cuanto a que los ingredientes sean certificados como ecológicos, aportan unos valores sobre la salud que en este momento ya nadie cuestiona. De hecho noticias recientes hablan sobre la conveniencia y la recomendación médica a las mujeres embrazadas de consumir este tipo de alimentos en la gestación y la lactancia. Con estas noticias, poco más se puede añadir sobre las ventajas del consumo de alimentos ecológicos.
¿Cómo definiría la industria ecológica actualmente?
En este momento existe en el mercado todo tipo de productos ecológicos. En alimentos vemos que la gama es muy amplia. Sin embargo el consumidor final todavía está por acceder a ellos de forma normalizada o cotidiana.
Somos los pequeños artesanos, agricultores y ganaderos, los que hemos apostado o del todo o en parte, por este sector. Las producciones son pequeñas, y los problemas para que nos conozcan y llegar al mercado son muy grandes.
¿Qué problemas encuentra?
Es muy difícil dar a conocer el producto. Nuestra empresa es pequeña, está en un pueblo muy pequeño, de una comunidad autónoma muy pequeña. Ya sabemos que desde que existe Google , todo es más fácil, pero sigue siendo como encontrar una aguja en un pajar.
Además, para poder colocar un producto ecológico en el mercado con los sellos y certificados necesarios, previamente hay que invertir una gran cantidad de recursos, tanto económicos como de tiempo y formación. Vendas o no vendas, hay que desembolsar unas tasas anuales por la certificación. Es un sector que exige ser dinámico, crear novedades, estar al día. Todo esto lleva su tiempo y su dinero.
La materia prima no es fácil de encontrar, y en ocasiones es muy cara. A esto añadimos que el consumidor está muy atomizado, localizado en las grandes ciudades, en pequeños comercios. Para acceder a ellos, hay que pasar por un distribuidor, que encarece el producto.
¿Considera que las empresas del sector están en igualdad de condiciones respecto al resto de las empresas? ¿Qué echa en falta?
Una empresa ubicada en un pueblo ya no está en igualdad de condiciones con respecto a la que está en una ciudad o un polígono industrial, sea ecológica o convencional. El desarrollo rural, la sostenibilidad, la vida de los pueblo... Está muy bien en los papeles y las guías turísticas, pero la realidad es mucho menos poética, mucho más dura.
Transporte, mantenimiento, servicios externos, formación, mano de obra especializada, son partidas más costosas en un pueblo pequeño y aislado. En algunos casos ni siquiera es posible acceder a ellos. Otras veces tenemos que hacer todo nosotros mismos, bien por costos, bien por dificultades de acceso a los servicios.
En lo demás, creo que la diferencia se da entre empresas grandes o pequeñas, urbanas o rurales.
¿Cómo ve el futuro?
Muy difícil. En España hay demasiado paro, poco nivel adquisitivo. El sector más concienciado, que son los jóvenes universitarios y con formación, cuenta con pocos o muy pocos recursos económicos. Vender fuera de España es muy complicado, en Europa los gustos son muy locales, además, con la mala campaña para los productos españoles después de la crisis del pepino, y la financiera, nos costará muchísimo remontar y volver a poner en valor los productos agroalimentarios españoles.
¿Cree que la sociedad está concienciada en temas de sostenibilidad y consumo responsable? ¿Qué podríamos hacer?
Creo que una cosa es lo que se dice y otra lo que se hace. En las encuestas parece que todos estamos muy concienciados, pero a la hora de comprar, de consumir, el precio es lo que manda en este momento. Por ahora ganan las grandes empresas con sus marcas blancas y baratas.
Un mensaje para sus clientes potenciales…
Cada día antes de que el sol salga, encendemos los hornos con la ilusión de hacer las pastas mejor que ayer, ricas y frescas. Pensando en ellos, en como les gustan, en las meriendas de los niños, los desayunos de la familia….
Espero cumplir con vuestras expectativas, buen provecho y salud.